DULCES SUEÑOS

Historia creada por mi mira el inicio de un ser que podria estarte vigilando

Nuevo Canal

Descubre Los nuevos videos de terror y creeypastas historias seguidas

Especial MiniCreepypastas

Mi recopilatorio de minireepypastas

Agregame en Skype como:Scamscaryproductions

Ten una charla conmigo por skype Agregame :3

VIDEOS DE TERROR

Recopilatorio de videos de terror "historia y historia de testigos"

sábado, 9 de marzo de 2013

Al despertar

Te despiertas de un sueño sin sueños, debido a un fuerte ruido que escuchas en el pasillo. Tus ojos se abren rápidamente y se fijan de manera instantánea en la puerta. ¿Qué fue lo que hizo ese ruido? Respirando fuertemente, y con el miedo que empieza a llenar tu mente, te das cuenta con un escalofrío que pateaste tu cobertor en tu sueño. Rápidamente lo agarras, te lo colocas a tu alrededor y de manera inconsciente lo enredas alrededor tuyo fuertemente mientras te acurrucas, dejando ninguna parte expuesta. Te conviertes en una bola cálida y segura: dejando solamente un pequeño espacio entre el colchón y tu cobertor para que puedas ver. Las almohadas se convierten en escudos entre tu cabeza y la pared. Momentáneamente te acuerdas de tu niñez, escondiéndote del “Coco” u “Hombre de la bolsa” imaginarios. Pero esto se siente más palpable, más… peligroso. Escuchas otro golpe. Esta vez, parece más fuerte, más profundo, viniendo desde afuera. Tratando de mantener la calma, piensas en todas las cosas que pudieran ser: Las tuberías en la pared, las cuales han sonado desde hace semanas, con un incremento de frecuencia y urgencia (Nunca habían sonado así de profundo o fuerte). La Persiana en el baño, la cual se este azotando por alguna ventana abierta (A pesar de que revisas las puertas y ventanas todas las noches). Quizá es que tus padres llegaron tarde y borrachos (Aunque se supondría que no regresarían del viaje hasta la otra semana). Tu gato, paseando por la casa en la noche (… Lo dejaste fuera por la tarde). A pesar de todas tus apresuradas suposiciones, empiezas a sentir como el miedo se convierte en pánico y colocas el cobertor más pegado hacia ti, reduciendo tu campo de visión a una pequeñez. Escuchas otro golpe. El más fuerte hasta ahora, a solo centímetros de tu puerta. Tu cerebro revuelto empieza a conjurar imágenes sacadas de las pesadillas de tu niñez – Psicópatas enmascarados, criaturas sin forma: Criaturas de hueso y tendones, arrastrándose por el piso, abriendo con sus retorcidos miembros la perilla de tu puerta, para después barrenar tu cuerpo con horribles garras a tu indefenso cuerpo. Entonces escuchas otro más. Tu respiración es difícil y profunda. Bocanadas de aire en tu repentino cuello seco, tus pulmones se cierran, y sientes calambres en tu estómago. Tus ojos están totalmente abiertos y fijos. Tu cobija sigue totalmente pegada a tu alrededor, con solo pulgadas de algodón entre ti y sea lo que sea que esta a punto de entrar. De repente, en un momento de iluminación, recuerdas cual es la fuente del sonido: El librero viejo, que se esta deshaciendo que esta en el pasillo. Una de las patas debió vencerse, y la inclinación esta tirando los libros uno por uno en el piso. Mientras escuchas con cuidado, escuchas el calmado hojeado de las páginas mientras otro libro cae al suelo. Deberá haber otro azotón y… Si. Desciende una vez más el silencio, y con el una gran calma. Mientras caes nuevamente en el sueño, miras alrededor de tu cuarto, todavía en tu pequeño refugio, viendo las figuras vagas que se definen mientras tu visión mejora. Tu escritorio, tu silla y televisión emergen de la oscuridad, imponiendo un realidad buena y cuerda desde el vacío de la noche. Entonces, justo antes de que cierres tus ojos, ves algo que hace que sientas un horrible vacio desde lo más profundo de tu estómago. En el piso, tirado, está tu cobertor.

sábado, 9 de febrero de 2013

En el bus

Las calles, caminos y polvosos carriles de Colombia han sido territorio fértil para mitos y leyendas incluso antes de la llegada de los españoles. Se habla de cuentos como “La Patasola”, un alma en pena de una pierna que por siempre está en la búsqueda de su hijo, y como “El Duende”, un trasgo con las piernas invertidas que conducía viajeros a su perdición, por siglos perturbando su tranquilidad. Aunque estas historias principalmente inquietaban a aquellos que circulaban o residían en áreas rurales, el crecimiento de las ciudades trajo consigo un florecimiento de leyendas urbanas cimentadas en la desconfianza que todavía albergamos en algún lugar dentro de la tecnología moderna. Un ejemplo de esto es el bus fantasma que presuntuosamente merodea las calles de la ciudad por las noches. Según se relata, mujeres jóvenes que lo abordan desacompañadas son encontradas mutiladas en campos de la periferia unos días después; una irreparable mirada de profundo terror ilustrando el momento de su último, atormentado aliento. ….Con eso dicho, dado a que ciertamente no eres una jovenzuela —al menos no la última vez que revisaste— y son las cuatro treinta en un martes por la tarde, buses fantasmas y duendes minusválidos son la última cosa en tu mente. Has estado usando el sistema de transporte público de Bogotá por más de dos décadas, y tu mayor preocupación es que los niveles de tráfico han estado todo excepto manejables desde que el último alcalde tomó el cargo. Sin embargo, tu casa está a ochenta bloques de distancia, así que tu única opción es esperar hasta que el bus correcto llegue. Caminar seguramente llevaría más que lidiar con algún embotellamiento. ….Cuando el bus mostrando la señal de ruta que esperabas se asoma, su tarifa es doscientos pesos más baja que la cobrada estos días. Indicio que el vehículo en cuestión es más antiguo y un poco menos confortable que la mayoría, pero a ningún conductor de buses en la historia le ha importado un comino eso. Ciudadanos que se consideran más ricos y “por sobre” este medio de transporte pagan siete veces más por ser paseados en un taxi, estadísticamente exponiéndose a mayores probabilidades de ser asaltados. Más poder para ellos, ¿eh? ….Nunca uno que deja ir la oportunidad de conseguir más descuento, le preguntas al conductor si te llevaría sólo por mil. Los ojos del hombre ni se apartan del camino en lo que toma tu billete y lo desliza en el monedero colgando de la palanca de cambios. Satisfecho, diriges tu atención a la cabina; lo que haría este viaje ideal sería un asiento desocupado. ….Curiosamente no hay suficientes pasajeros como para que alguien tuviera que ir de pie. Unos cuantos asientos disponibles a la vista, así que escoges uno en la izquierda, por el centro del bus. Tanto el asiento del pasillo como el de la ventana están libres, y suspiras agradecido en lo que te recuestas sobre uno con tu pierna descansando en el otro. Este viaje no debería llevar mucho. ….La radio del conductor está apagada y la batería de tu celular murió hace una hora; sin nada más que hacer pasas el rato viendo por la ventana, observando vendedores ofrecer su mercancía y conductores moviendo su cabeza al ritmo de cual fuera la música que escuchan. La posición que tomaste rápidamente comienza a volverse incómoda para tu espalda, entonces te enderezas y te das un momento para examinar a tus compañeros de viaje. Ninguno de ellos parecen estar viajando juntos, dado que todos están en silencio mirando al frente del bus. Son también inusualmente viejos —no en el sentido que tienen más de cien, pero en que ninguno parece tener menos de sesenta y cinco—. Encuentras esto un poco extraño, y por un momento la idea de que no perteneces ahí se dispara en tu mente. Es un pensamiento tonto, pero combinado con el particularmente fuerte —aunque no necesariamente atípico— olor a moho y metal te hace esperar impaciente el final del viaje. Como restan todavía otros treinta o cuarenta bloques, vuelves a mirar por la ventana y dejas que tu mente fluya por un tiempo. ….El anuncio de la Pastelería de Pacho te saca de tu ensueño veinte minutos después. Te levantas y haces tu camino a la salida posterior, donde buscas por el pequeño botón plateado que le hará al conductor saber que has llegado a tu parada. Cuando lo encuentras bajo la puerta, notas que nadie ha abordado ni salido del transporte desde que te subiste. Dejándolo a un lado como otra extraña coincidencia, presionas el botón y te agarras de la ….Estás acomodado en tu asiento, tu vista dirigida hacia el frente del bus. ….Qué… ¿qué acaba de pasar? Miras alrededor y distingues que todos están sentados como hace un segundo. Tratar de hacer contacto visual con ellos es inútil, parecen estar perdidos divagando en lo que sea que sus viejas mentes divaguen. La necesidad de decir algo te llega, pero escoges permanecer silente. ¿Qué dirías, de todas formas? Estabas probablemente tan sumido en tus pensamientos que simplemente imaginaste haberte levantado a sonar la campana del conductor. Sí, más seguro fue eso. Además, estás dos bloques por sobre tu parada, debes bajar del bus. Te levantas —una vez más— y te diriges a la salida trasera, algo intranquilo por el estoico desinterés de los otros pasajeros por lo que ocurre a su rededor. ….Ahí está el botón, justo donde recuerdas que estaba. Excepto que no puedes recordarlo, por supuesto, pues nunca has estado realmente aquí atrás; quizá le viste de reojo cuando entraste al bus. Tras agarrar el pasamanos —estos conductores ocasionalmente paran al mero instante que suena la campana—, pones tu pulgar en el botón ….Estás acomodado en tu asiento, tu vista dirigida hacia el frente del bus. ….Un frío desgarrador recorre tu espalda, que no decae, y en su lugar se esparce a través de cada una de tus extremidades. No es un cambio de temperatura en tu cuerpo o el ambiente, es el escalofrío que sientes cuando de pronto eres consumido por ese miedo que ligeramente precede al terror. No sabes exactamente qué ocurre, pero te quieres ir, ya no quieres seguir ahí ni un momento más. Un sentimiento de amarga soledad ahora está royendo tu mente; lo que sea que estas persona a tu alrededor piensan, claramente no les interesa en lo absoluto lo que está pasando contigo. ….Por lo tanto, una vez más decides guardar silencio y sólo levantarte de tu asiento, obviando el hecho de que lo hiciste con menor agilidad de la que normalmente lo hubieras hecho. Lo único que pretendes en este momento es salir del bus. Además, ya ha avanzado más de diez bloques pasada tu calle, una desagradablemente larga distancia para caminar. ….En lo que reanudas tu trayecto hacia la parte trasera, una anciana mujer en las últimas filas voltea hacia ti. Su expresión no te dice nada, pero la manera en que te mira —en tu torso, para ser precisos—, como si fueras sólo otra parte del vehículo llevan más allá la casi abrumadora sensación de terror ahora corriendo a través de tus venas. La ignoras, no puedes entrar en pánico, no ahora. Te paras en la parte trasera del bus y en lugar de ir por el botón, le gritas al conductor. Le dices que pare, que te deje ir, que ya has sonado la campana dos veces, pero nada viene de él. Le maldices, le dices de qué morirá y deseas terribles males que caigan sobre su ser, pero la puerta continúa asegurada. El hombre no está escuchando. O no le importa. O no quiere que te bajes. Pero a ti no te interesa lo que él quiere o no, así que te agarras del pasamanos, das un paso atrás que te da impulso, y tiras una sólida patada directo a la columna de bisagras que ….Estás acomodado en tu asiento, tu vista dirigida hacia el frente del bus. ….Te toma un momento darte cuenta de la situación. Quizá más que un momento, un minuto completo. Y en lo que comprendes la poca intensión del bus de permitirte bajar de él, también te das cuenta que tu rodilla derecha duele con una innatural y punzante tensión. Es la misma pierna que usaste contra la puerta, y ahora se siente que está al borde de estar rota. Aunque esto rápidamente se vuelve una preocupación distante cuando estimulas el músculo con un masaje, porque ahí es cuando te das cuenta de tus manos. ….Éstas no son manos para alguien de 30 años. Son arrugadas, marcadas por bien definidas venas e incluso pigmentadas por paños de la edad. Mientras le das más de un vistazo a tus manos y brazos, incontenible horror envuelve cada rincón de tu psique. Tocas tu rostro y percibes una rugosidad que no debería tener lugar en tus mejillas. Tu cabeza está cubierta por unas cuantas hebras de cabello anémico; con la yema de tu dedo reposando sobre tu áspero cuero cabelludo, una chispa de electricidad brota a través de él y va hacia dentro, hasta las profundidades más íntimas de tu ser. Tus ojos se despojan de todo brillo, completamente abiertos e incrédulos. Debes abandonar este bus maligno, debes irte de una vez antes de que finalice lo que ha comenzado. ….Cuidadosamente haces tu camino fuera del asiento y te diriges al frente, hacia el conductor. Quizá puedas razonar con él, o quizá puedas azotarlo a muerte con una linterna o algo, como siempre hay una variedad de utensilios y aparatos en el frente de l ….Estás acomodado en tu asiento, tu vista dirigida hacia el frente del bus. ….Te toma unos buenos cinco o diez minutos asimilar lo que está pasando contigo, entender que tu vida está yéndose frente a tus ojos. Tus manos son ahora como esas de tu abuela, tu espalda molesta desde su base, y todo el recorrido hasta tu cuello; tus ojos apenas pueden concentrarse en las enormes señales estampadas sobre las ventanas. Tu mente denota carecer también de su previa agudeza, te lleva un tanto decidirte por efectuar otro atentado para salir del bus. ….Quizá la violencia no es la respuesta, quizá puedas abrir la puerta con gentileza. Quizá si consideras al bus como algo viviente, un gentil ser viviente en vez de un ente demoniaca, te dejará salir, quizá… ….La anciana te está viendo de nuevo. Adviertes su chaqueta azul, que es demasiado grande para ella; si vistiera con una blusa de la misma talla, colgaría libre fuera de su delgada contextura. Una fina, vacilante lágrima se forma en su rostro, y se desliza serpenteante por sus delicadas fracciones para acabar en su muñeca con un deje melancólico. Hay un reloj Totto verde alrededor de esa muñeca, de la clase que actualmente es la onda entre los niños de la secundaria. ….Examinas la puerta. Dos paneles unidos por una línea vertical de bisagras, recubierta desde la derecha por una almohadilla de caucho para evitar lesiones al maniobrarla. La puerta está ligeramente hundida hacia el interior, y notarlo se proyecta en ti con un último despojo de esperanza. Si sólo pudieras introducir ….Estás acomodado en tu asiento, tu vista dirigida hacia el frente del bus. ….¡Qué carajos! ¡¿Qué carajos está pasando?! ¡Mis manos, son viejas, son las de un bendito anciano!, ¡todo mi cuerpo lo es! ….El señor detrás de ti se pone en pie, te vuelves a él y le gritas; le tomas de su rostro y aplicas presión con tu mano, y le gritas, que te diga cómo bajar; de su boca intenta salir un murmullo escoltado por hilos de sangre tejidos por su roída dentadura… ….Por Dios, sus dientes…; mis dientes, son diminutos, polvo casi, ¡¿qué carajos, cuánto tiempo he estado aquí?! A la mierda, voy a romper la ventana con mi codo y me vale que me lo fracture; no quiero morir aquí, no ….Estás acomodado en tu asiento, tu vista dirigida hacia el frente del bus. ….Tras un considerable periodo de tiempo, te enfocas insistente en tus manos. Son las repulsivas, artríticas, teñidas en sangre garras de una vieja bruja que ha visto más que la porción de horrores de su generación. ….¿Vieja bruja? Esa no es la expresión correcta. Tu rodilla todavía duele, pero no tanto como tu codo. Se siente roto… Ah, sí. El bus. Te debes bajar del bus. Sabes que te debes de bajar de él ya. No recuerdas exactamente por qué, pero es imprescindible que lo hagas. Es urgente. Era urgente. Estás tan cansado. ….Tratas de sacar tu cuerpo del asiento pero tu rodilla se tambalea bajo el peso; y caes. Debes bajarte del bus. Recuerdas estos buses, solían llevarte al trabajo. Te recuestas. Intentarás bajar del bus, en un momento. Necesitas descansar. El bus puede esperar. ….Estás acomodado en tu asiento, tu vista dirigida hacia el frente del bus.

sábado, 2 de febrero de 2013

EL PARQUE

Desde siempre me ha agradado caminar o rondar entre la oscuridad simplemente acompañado por la luz prestada de la luna, aún desde aquel día en que sucedió tal tragedia… Nunca terminé de superar ese hecho, pero hubo otro que me perturbó un poco más mis días errantes sobre la tierra….Fue hace unas semanas cuando me sucedió algo un poco aberrante…
Después de las tragedias siempre se espera que la tormenta se atenúe un poco más, que avance rauda y poder ver quizás un rayo de luz, algo de esperanza, pero en este, mi caso, no fue así…en realidad empeoró.
Podría decir que es a veces curiosa la existencia humana, nuestros hábitos y adicciones que son parecidas a un placebo para aliviar tristes y amargas monotonías diarias. En mi caso siempre fue el caminar de madrugada, no hay nada como el silencio tan abismal que se percibe a altas horas de la noche en la cual eres sólo tu y el mundo, tu y la luna…y nadie más.
Es curioso cuando te gusta caminar en la profunda penumbra de la noche, entre las mismísimas tinieblas que proyectan formas por doquier acelerando el palpitar más calmado y valeroso, pero hubo una vez en que dejé esta adicción aún cuando quedé con una duda tan inmensa que no pude continuar haciéndole compañía al astro lunar.
Con paso firme y tranquilo, noté de lejos y curiosamente, a una niña meciéndose en una hamaca de un abandonado parque en la zona más lejana de la ciudad, la cual antes yo solía habitar debido a mi extraño traslado. Me fue llamativo cuando sin darme cuenta aquella pequeña se apareció a mi lado y me miró penetrante y fijamente sin decir más que un leve murmullo casi inaudible, mientras sólo se percibía el susurro húmedo del viento cargado de rocío y de pronto alaridos de angustia y dolor… La chica desapareció trotando por la calle con risas macabras que rompían el silencio y dejando un rastro de sangre tras de si….
Quizás no sea nada del otro mundo, pero llegó a convertirse en algo escalofriante para mi cuando sabes que falleciste días atrás y un vivo te habló…


viernes, 11 de enero de 2013

~DULCES SUEÑOS~(propia)


Tengo frio,aqui abajo hace mucho frio,estoy solo e estado solo desde hace mucho tiempo.
no recuerdo nada desde que desperte no e podido recordar nada solo pienso en como llegue aqui y busco una salida,como de costumbre no encuentro solucion alguna.
un dia normal en mi vida es despertar salir del pequeño rincon oscuro donde duermo buscar una salida y decepsionado por mis resultados irme a dormir.
pero un dia desperte mas temprano de lo normal sali de ese rincon oscuro debajo de una cama me levanto y ai estas tu entretenido escuchando una historia de terror te miro por detras  as volteado y me e escondido lo mas rapido que pude,senti un gran placer al darte ese susto .
pero espera un momento....
aora recuerdo algo...llevo tiempo vienndote siempre por debajo de tu cama alimentandome de tu tu miedo y tus pesadillas y sabes tengo hambre hace mucho tiempo que no como esta noche creo que estare satisfecho DULCES SUEÑOS

miércoles, 2 de enero de 2013

FELIZ 2013 :D

hoy me salgo del tema del terror para darles una noticia como ya es 2013 es momento de que se empiecen a subir todos los vídeos que ya e echo y que ya estoy terminando muy pronto en todos mis canales ya estarán nuevos vídeos con mejor calidad...

aprovecho también para decirles que TENGAN UN EXCELENTE COMIENZO DE AÑO y que sea un 2013 lleno de felicidad para ustedes y que tengan mucho éxito


-SZCAM / ANZTRAX

les dejo una foto mia :)